1829. Gravat del Baix Segura, País Valencià. Desperfectes del terratrèmol de 21 de març, anònim.
La total destrucció d'Almoradí, res no hi quedà dempeus. La carta del bisbe Fèlix Herrero al rei Ferran VII, ja que el regne espanyol era -és encara- el dominador de la terra, resulta del tot explícita de la precarietat de la situació:«El 21 del corriente, sábado al anochecer sucedió el espantoso terremoto, del que ya tendrá noticia V. M. A las once de aquella misma noche principié a recibir avisos de los curas, y continuaron todo el día siguiente domingo, sobre las desgracias y ruinas de sus respectivas parroquias y pueblos. Los de Almoradí, Benejúzar, Rafal, Formentera, Torrevieja y Torre la Mata, han sido totalmente asolados, sin que quede en ellos una sola casa habitable... Diez iglesias parroquiales enteramente destruidas y otras tantas ruinosas é inservibles... Han perdido la vida más de 1.000 personas, é igual ó mayor número son las estropeadas y heridas de gravedad.
El lunes 23, acompañado de dos eclesiásticos mis familiares, me puse en camino y me dirigí primero a Almoradí. Allí vi una montaña de escombros formadas de sus 300 casas, hermosa parroquia y convento. Vi algunos centenares de desgraciados regando aquellos mismos escombros con sus mujeres, parientes y amigos. Ya habían hallado 165 y dádoles sepultura y conceptuaban faltar otros tantos: todos me referían sus desgracias, y un anciano pudo decirme entre sollozos: "Señor obispo, ocho hijos tengo sepultados entre esas ruinas".
Pregunté si había y donde estaban los heridos: muchos hay me dijeron; pero no sabemos cuántos, ni en donde está la mayor parte. No hay cirujano, ni botica, ni aún tampoco con que curar los heridos; los hice buscar y llevarlos a determinado sitio, y pudieron reunirse hasta 31, fracturadas las piernas y brazos, y algunos en peor estado... al medio día vi caminar hacia esta ciudad los heridos, unos en carros y otros en hombros de 120 hombres que eran necesarios por la distancia de dos leguas largas que habían de caminar, y a todos pagué su jornal.
Dejé muy encargado remitiesen los demás que hubiese con igual cuidado y á mi costa, y también una nómina de todos los niños huérfanos por efecto de esta catástrofe: advertí asimismo no faltase lo preciso a los necesitados, acudieron á mí por todo. Así los consolé del modo que pude» (http://www.diarioinformacion.com). |